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«Trucos» para mejorar nuestra comunicación

Problemas de pareja

Comunicarse parece fácil, y todos pensamos que somos unos expertos en ello. Al fin y al cabo, no hemos dejado de hablar desde que éramos niños y habitualmente surge de forma natural y espontánea. Nos limitamos a abrir la boca y las palabras fluyen solas. Cuando te sientes feliz y afectivamente ligado a alguien, resulta fácil comunicarte bien. Estás a gusto, la otra persona está a gusto y todo parece de color de rosa. Es durante una disputa importante o durante un conflicto, cuando descubres si realmente te comunicas bien.

Cualquiera puede ponerse furioso… eso es fácil.
Pero estar furioso con la persona correcta,
en la intensidad correcta, en el momento correcto,
por el motivo correcto, y de la forma correcta… eso no es fácil.

(El desafío de Aristóteles)

Existen muy pocas personas que sepan comunicarse eficazmente en estas situaciones. Pero esas son, justamente, las situaciones en las que una buena comunicación resulta de vital importancia. La llave que nos abre las puertas a una relación amorosa, a la amistad, al éxito en los negocios, es la capacidad de manejar exitosamente el conflicto.

La buena comunicación tiene 2 características:

  • Expresar los sentimientos de forma abierta y directa y animar a la otra persona a hacer lo mismo.
  • Explicar cómo pensamos y cómo nos sentimos e intentar escuchar y comprender lo que la otra persona piensa y siente.

Por el contrario, la mala comunicación implica la negativa a compartir los sentimientos abiertamente o a escuchar lo que la otra persona tiene que decirnos. Adoptar una postura discutidora y defensiva es un signo de mala comunicación. Sistemáticamente, contradecimos a la otra persona sin intentar comprender sus sentimientos. Otro signo de mala comunicación es negar los sentimientos propios o mostrarlos de forma indirecta, comportándonos de manera despectiva o adoptando un tono sarcástico.

LOS 5 “SECRETOS” DE LA COMUNICACIÓN.

A continuación, voy a describir 5 técnicas de comunicación extraídas del libro “El manual de ejercicios de SENTIRSE BIEN” de David Burns; 3 son pautas para saber escuchar mejor, y dos son pautas para expresarnos mejor.

La Técnica del Desarme:

Esta es la técnica más difícil –y la más eficaz- para escuchar mejor. Hay que reconocer algo verdadero en lo que la otra persona está diciendo y darle la razón. Este es un recurso especialmente eficaz cuando te sientes criticado y atacado. Le robas argumentos a la otra persona y tiene un efecto tranquilizador profundo y rápido. Independientemente de lo poco razonable que pueda parecer su crítica, encuentra un punto de verdad en ella (por ejemplo: «Es cierto, a veces soy muy descuidado. Pero déjame que te explique lo que ha pasado…) Cuando resistes el impulso de defenderte o de discutir y, por el contrario, concuerdas con la otra persona, paradójicamente saldrás ganador. Él o ella también se sentirán ganadores y adoptarán una actitud mucho más positiva ante tu punto de vista.

Cuando dos personas discuten, se van polarizando uno al otro en una escalada en la que van adoptando posturas extremas. En lugar de discutir, busca un marco de actuación común para que podáis comenzar a comprenderos mutuamente y llegar a un acuerdo.

Empatía:

“Empatía” significa que intentas ponerte en el lugar de la otra persona y que comprendes lo que está pensando (empatía de pensamiento) y lo que está sintiendo (empatía de sentimiento).

Empatía de pensamiento: Repite en voz alta lo que la otra persona está diciendo, para que sepa que estás atento. Puedes hacerle alguna pregunta para ver si le has comprendido bien.

Empatía de sentimiento. Una vez hayas parafraseado lo que dijo la otra persona, reconoce los sentimientos que él o ella puedan tener y realiza algún comentario o pregunta para constatar que interpretas sus emociones correctamente.

Indagación:

La indagación comprende el empleo de preguntas discretas, de sondeo, para obtener más información de lo que la otra persona piensa y siente. También puede ayudar a transformar reacciones vagamente negativas en problemas concretos que se pueden manejar de forma mucho más eficaz.

Las tres técnicas para escuchar mejor –desarme, empatía e indagación- comprenden la esencia de la capacidad de escuchar eficazmente.

Si no deseas verte envuelto en una guerra estéril sin vencedores ni vencidos, encuentra algún punto de verdad en lo que la otra persona está diciendo. A menudo podrás contrarrestar su crítica sin tan siquiera esgrimir un solo argumento en tu defensa. Parece paradójico, y yo lo denomino la “ley persuasiva de los opuestos”: concuerda con la persona que te critica y desmentirás lo que esté diciendo de ti; intenta discrepar con la persona que te critica e incrementarás su convicción de que las acusaciones son absolutamente válidas. En cuanto abandonas el impulso de controlar o de convencer a la otra persona de que tienes razón, paradójicamente tu capacidad de influencia aumentará considerablemente.

Afirmaciones del tipo “me siento…”:

En lugar de discutir o ponerte a la defensiva, puedes expresar tus sentimientos con afirmaciones del tipo “me siento”. Este método es extraordinariamente sencillo. Has de limitarte a decir “me siento” y añades una palabra que describa cómo te sientes (pueden ser sentimientos negativos –me siento furioso, criticado, humillado, frustrado-; sentimientos de vulnerabilidad personal –me siento triste, rechazado, dolido, decepcionado, ignorado-; o deseos y anhelos –desearía estar más tiempo contigo, que afrontáramos juntos este problema, que comprendieras mi punto de vista, etc.-)

Las afirmaciones del tipo “me siento” contrastan vivamente con afirmaciones acusatorias del tipo “tú”. Estas afirmaciones acerca del otro suenan críticas, culpabilizadoras y sentenciosas. Desencadenarán siempre una pelea o una discusión, y ninguna de las dos partes ganará nunca, porque comenzaréis una «escalada» sin fin.

Tú discutes porque crees tener toda la razón; pues déjame decirte algo: ¡Lo que tú denominas «razón», es en realidad una forma enmascarada de rabia! Y «tu razón» es tu enemigo, no defiendas nunca más la «razón”. En su lugar, di simplemente: “Me siento furioso” o “Me siento frustrado en este momento”. Estas afirmaciones serán mucho más sinceras y mucho más efectivas que discutir sobre quién tiene la «razón”.

Técnica del halago:

Las personas desean más que ninguna otra cosa que se les tenga en cuenta y se les valore. Ser rechazados, humillados o juzgados es lo que más tememos. Por este motivo, siempre intento expresar una opinión positiva de la otra persona incluso en pleno fragor de la batalla. Intento hacerle saber que le respeto y que es importante para mí. Esto puede mitigar miedos no verbalizados de ser rechazado.

Si le haces saber que, aun estando enfrentados, tienes un concepto elevado de él/ella, esto te facilitará el camino para sincerarse y escuchar, puesto que se sentirá menos amenazado/a.

La finalidad de esto es mantener  la maquinaria bien engrasada para que no se recaliente y salte por los aires. La mayoría de nosotros podemos tolerar una buena dosis de frustración si nos sentimos considerados y queridos. La realidad es que se puede seguir amando y respetando a alguien aún sintiéndose furioso por algo que ha hecho o dicho. Si se adopta una actitud de respeto o simpatía, la otra persona se dará cuenta de ello y será mucho más fácil de tratar.

Cuando expresas tus sentimientos negativos, puede ser una buena idea decir también algo positivo sobre el/ella (por ejemplo «Sabes que valoro mucho tu opinión, pero en este caso no estoy de acuerdo contigo…») Si le permites que conserve algo de autoestima, será menos probable que se ponga a la defensiva y más probable que escuche al menos algo de lo que tienes que decir. Tu mensaje será más realista y tendrá un impacto mucho mayor.

Estas 5 técnicas de comunicación pueden cambiar tu vida; te animo a ponerlas en práctica. Aprenderás a escuchar para comprender con todo detalle lo que piensa y siente la otra persona. También te ayudarán a expresar tus sentimientos de forma más clara y efectiva.