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El perdón

    el que es incapaz de perdonar es incapaz de amar

    El perdón.

     

    Una de las experiencias mas bonitas en la experiencia humana es la reconciliación. Todos hemos derramado alguna lagrimita cuando llega el momento tan esperado en una película, donde los protagonistas hacen las paces, se reencuentran, se perdonan. Pero también en la vida real es conmovedor y liberador, perdonar y recibir el perdón de alguien al que hemos dañado o del que hemos recibido un daño. Sentirnos en paz con los demás nos trae la paz a nosotros mismos.

    Algunas de las siguientes frases de diferentes autores nos ayudan a entender porque es tan importante perdonar:

    – “Perdonar es elegir liberar al que ofende…no te aferres a las ofensas”.

    – “cuando culpamos al otro por el sufrimiento que experimentamos, estamos impidiendo la descarga de sentimientos dolorosos”. “Perdonar es liberar al otro de ser el responsable de cómo nos sentimos”

    – “Perdonar es validar la ofensa”. “Soltarla no quiere decir que no la sintamos”

    – Perdonar es renunciar al resentimiento. El resentimiento alimenta la ira y mantiene el círculo abierto, impide la sanidad de nuestro corazón.

    – Perdonar libera a uno mismo.

    – Perdonar es un acto de gracia

     

    Si tiene un efecto tan beneficioso ¿por qué nos cuesta tanto perdonar?

    Creo que los principales obstáculos que nos encontramos son: el orgullo, la culpa, la pereza, la vergüenza, el miedo al rechazo, o al fracaso…

    Pero también, como menciona hay una serie de mitos que impiden que nos propongamos perdonar, como por ejemplo:

    Pensar que…

    …si perdono tendré que olvidar. Es un absurdo ya que no tenemos tal control sobre la memoria. Experimentar perdón sí, restaurar comunión sí, cambiar la historia o los recuerdos no

    …me es imposible perdonarlo. Dificil sí, hay cosas muy duras pero la historia tiene muchos testimonios de personas que han sido capaces de perdonar lo humanamente imperdonable.

    …no tengo ganas de perdonar. Hay que tener en cuenta que muchas veces tenemos que hacer las cosas sin ganas, esas ganas pueden surgir cuando pienso en todo el beneficio que me supondrá hacerlo.

    …solo perdono si se arrepiente y sinceramente. La cuestión aquí es: ¿quién puede medir la sinceridad del corazón?; aún sin arrepentirse puedo decidir perdonarle por cuidar de mi salud.

    …si perdono tendré que actuar como si nada hubiese pasado. Es otro gran error, perdonar y amar al otro no significa que tenemos que volver al mismo tipo de relación. Muchas veces hay que seguir manteniendo una distancia para que no haya mas daño, como una manera de prevenir.

    …tengo que perdonar ya. Perdonar es un proceso que hay que respetar, no se puede acelerar, ni imponer, requiere la voluntad de la persona y respetar como uno va preparándose emocionalmente y sanando el daño que recibió.

     

    Este último punto es importante, entender que el perdón es un proceso, que a veces dura horas, y otras veces años.

    Gary Rosberg en su libro titulado “Escoge amar de nuevo”, nos plantea el círculo que va desde la ofensa al perdón.

    Ofensa – dolor – ira – conflicto sin resolver/escoger amar de nuevo – preparar el corazón – comunicarse – confrontar en amor – perdón

     

    Todo comienza con una ofensa, que puede ser de muchos tipos, desde algo simple a algo fuerte. A la ofensa le sigue el dolor, una reacción natural. Ese dolor desata una emoción fuerte como es la ira. Entonces tenemos la opción de guardarla dentro, de autoconvencernos de que no existe, de explotar con hostilidad o tomar una decisión para resolverla. Ante los conflictos nos encontramos con diversas opciones como respuesta. La propuesta de ganar (la relación no importa, lo que interesa es demostrar que tengo la razón, atacar como sea), ceder (hablar del tema pero ceder para que el otro se sienta bien), evitar (mantenerse callado, evitar problemas), persuadir (intentar que el otro comprenda tu punto de vista, argumentando…), resolver (valorar percepciones e interpretaciones de ambas partes, ser claros y sinceros, llegar a un acuerdo mutuo)

     

    Gary nos plantea cerrar el círculo continuando el proceso hacia el perdón, con los siguientes pasos:

    • Preparación: analizar todo lo que está influyendo, controlar lo que llena mi mente y mi boca, lo que me digo a mí mismo. Reconocer los sentimientos que tenemos para liberarnos de: resentimiento, acusaciones, indiferencia, culpa, inseguridad, desesperanza, celos y envidias.
    • Acercamiento: comunicación, hay que hablar, progresivo, abierto, dispuesto a escuchar.
    • Confrontación: con amor, para expresar lo que sentimos, para validar o aceptar los sentimientos del otro. Propuestas de resolución, de cambio…

    Entonces llegar al perdón.

    Claro que a veces nos encontramos que no hay posibilidad de encontrarnos con la persona, ya sea porque ha muerto o porque no quiere recibirnos. Aún así, como hemos visto en la serie sobre la utilidad de las cartas, podemos encontrar en ellas y otros rituales la manera de perdonar o sentirnos perdonados.

     

    Cierro este pequeño artículo con una especie de test para chequear si hemos perdonado o no a alguien del que hemos recibido un daño. Porque quizás con la mente decimos que sí, que ya lo hemos perdonado, pero no dice lo mismo el corazón. Una respuesta afirmativa a la mayoría de los siguientes enunciados querrá decir que hemos perdonado o estamos en el proceso de perdonar:

    • Soy capaz de expresar mis sentimientos con respecto al daño sin censurar al otro
    • Cuando pienso en lo que hizo, ya no me irrito, ni me pongo tan triste
    • A medida que pasa el tiempo noto menos dolor
    • Cuando veo a la persona que me hizo el daño, puedo hablarle con naturalidad
    • Han desaparecido mis sentimientos de rencor o de venganza
    • No hablo mal de esa persona a otros
    • Soy capaz de desear con toda sinceridad que le vaya bien la vida
    • Ya no hago al otro responsable de cómo me siento
    • Puedo mirar a la otra persona y hablarle sin hacer que se sienta culpable o sentirme culpable yo mismo

     

    Pues mucho ánimo a aquellos que estáis en el proceso, con esperanza de que al fin se puede conseguir y disfrutar de la paz que eso trae. A quienes se sienten tan dolidos que dicen que nunca perdonarán, es comprensible, ya que el dolor produce esa rabia que no permite plantearse el perdón, pero esa rabia nos perjudica a nosotros, y liberarnos de ella, a través del perdón nos beneficia a nosotros. A veces sumamos al daño que nos han hecho, el daño de seguir viviendo con resentimiento y amargura.

     

    Como la persona mas ejemplar que ha existido enseñaba a pedir: “perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”